[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.Shaftoe dispara su 45 una vez, pero el retroceso absurdamente violento del arma la hace saltar de su mano herida.La granada vuela hacia él, con puntería perfecta.Shaftoe se lanza al suelo y busca frenético su 45.La granada le rebota en el hombro y cae girando al polvo produciendo un ruido efervescente.Pero no estalla.Shaftoe levanta la vista.El nipo está enmarcado en la puerta del baño de mujeres.Sus hombros le cuelgan tristes.Shaftoe le reconoce; sólo hay un nipo que podría lanzar una granada de semejante forma.Se queda tendido durante un momento, contando sílabas con los dedos, luego se pone en pie, hace bocina con las manos y grita:Bola rápida…Aplaude Manila…¡Ganas la base!Goto Dengo y Bobby Shaftoe se encierran en el interior del baño de señoras y comparten un trago de la botella de oporto que el primero había robado de una tienda.Pasan unos minutos en saber cada uno de la vida del otro.Goto Dengo ya está casi borracho, lo que hace que su habilidad para lanzar granadas sea aún más impresionante.—Yo estoy hasta el culo de bencedrina —dice Shaftoe—.Te permite seguir en marcha pero te jode la puntería.—¡Me he dado cuenta! —dice Goto Dengo.Está tan delgado y demacrado que se parece más a un hipotético tío enfermo de Goto Dengo.Shaftoe finge ofenderse por el comentario y adopta una postura de judo.Goto Dengo se ríe incómodo y hace un gesto con la mano.—No más peleas —dice.Una bala de rifle atraviesa la pared del lavabo de señoras y abre un cráter en el lavabo de porcelana.—Se nos tiene que ocurrir un plan —dice Shaftoe.—El plan: tú vives, yo muero —dice Goto Dengo.—Una mierda —dice Shaftoe—.Eh, ¿sois unos idiotas que no tenéis ni idea de que estáis rodeados?—Lo sabemos —dice Goto Dengo con cansancio—.Hace tiempo que lo sabemos.—¡Pues rendíos, subnormales! Agitad una bandera blanca y todos volveréis a casa.—No es la costumbre nipona.—¡Pues inventaos otra puta costumbre! ¡Demostrad algo de adaptabilidad!—¿Qué haces aquí? —pregunta Goto Dengo, cambiando de tema—.¿Cuál es tu misión?Shaftoe le explica que busca a su hijo.Goto Dengo le dice dónde están todas las mujeres con hijos: en la iglesia de San Agustín en Intramuros.—Eh —dice Shaftoe—, si nosotros nos rindiésemos a vosotros, nos mataríais, ¿no?—Sí.—Si vosotros os rendís, no os mataremos.Lo prometo.Palabra de Boy Scout.—Para nosotros, vivir o morir no es lo importante —dice Goto Dengo.—¡Eh! ¡Cuéntame alguna mierda que no sepa ya! —dice Shaftoe—.Para vosotros ni siquiera ganar batallas es importante.¿No es así?Goto Dengo aparta la vista, avergonzado.—¿Todavía no habéis comprendido que la carga banzai ES UNA PUTA MIERDA QUE NO SIRVE PARA NADA?—Todas las personas que lo comprendieron murieron en cargas banzai —dice Goto Dengo.Como si fuese una señal, los nipos del exterior izquierdo comienzan a gritar «¡Banzai!» y cargan, como un grupo, contra los del exterior derecho.Shaftoe pone el ojo en un agujero de bala y les ve avanzar por el diamante con las bayonetas caladas.Su líder se sube al montículo del pitcher como si fuese a plantar una bandera, y recibe un tiro en mitad de la cara.A su alrededor sus hombres son desmantelados por disparos de rifle juiciosamente administrados que vienen del banquillo hundido de los Huks.La guerrilla urbana no es el fuerte de los Hukbalahaps, pero masacrar con calma nipones en una carga banzai es algo que saben hacer.Uno de los nipos consigue arrastrarse hasta el banquillo del entrenador en primera base.Luego algunas libras de carne salen volando de su espalda y se relaja.Shaftoe se vuelve para ver cómo Goto Dengo le apunta con un revólver.Decide ignorarlo por el momento.—¿Ves a qué me refiero?—Ya lo he Visto muchas veces antes.—Entonces, ¿por qué no estás muerto? —Shaftoe plantea la pregunta con la falta de seriedad obligatoria, pero produce un efecto terrible en Goto Dengo.Su rostro se contrae y empieza a llorar—.Ah mierda.¿Me apuntas con una pistola y simultáneamente comienzas a llorar a lágrima viva? ¿Puedes ser más tramposo? Ya que estás, ¿por qué no me arrojas un poco de polvo a los ojos?Goto Dengo se lleva el revólver a su propia sien.Pero Shaftoe ya lo había visto venir desde hacía un rato.Conoce a los nipos lo suficiente para saber cuándo van a empezar con el asunto del hara-kiri Shaftoe salta tan pronto como el cañón del revólver comienza a moverse.Para cuando ha llegado al cráneo de Goto Dengo, Shaftoe tiene el dedo metido en el espacio que hay entre el martillo y la aguja.Goto Dengo se desmorona en el suelo sollozando lastimosamente.Lo que hace que Shaftoe desee darle una patada.—¡Déjalo ya! —dice—.¿Qué coño te pone tan triste?—Vine a Manila a redimirme… ¡para recuperar mi honor perdido! —dice Goto Dengo—.Podría haberlo hecho aquí.Ahora podría estar muerto en ese campo, y mi espíritu habría ido a Yasukuni.Pero luego… ¡viniste tú! ¡Destrozaste mi concentración!—¡Concéntrate en esto, gilipollas! —dice Shaftoe—.Mi hijo está en una iglesia al otro lado de esa muralla, con un montón de otras mujeres y niños indefensos.Si quieres redimirte, ¿por qué no me ayudas a rescatarlos con vida?Ahora parece como si Goto Dengo hubiese entrado en trance.Su rostro, que hace un minuto estaba lloriqueando, se ha solidificado en una máscara.—Me gustaría poder creer lo que tú crees —dice—.He muerto, Bobby.Me enterraron en una tumba de piedra.Si fuese cristiano, ahora podría nacer de nuevo, y ser un hombre nuevo.En lugar de eso, debo seguir viviendo y aceptar mi karma.—¡Bien, mierda! Ahí fuera, en el banquillo, hay un sacerdote.Puede cristianizarte el culo en diez segundos.—Bobby Shaftoe atraviesa el baño y abre la puerta de un golpe.Se sorprende al ver a un hombre de pie a unos pocos pasos.El hombre está vestido con un uniforme caqui viejo pero limpio carente por completo de insignia excepto un pentágono de estrellas en el cuello [ Pobierz całość w formacie PDF ]