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.Al final hemos hablado durante toda la noche.Dado que mi padre había dicho que volvería tarde y que Ale había salido, nos hemos quedado solas.Mi madre me ha dicho algo precioso: «¡Por fin! ¡Como dos verdaderas amigas, tú y yo, nosotras dos solas!»A una amiga puedes contárselo todo.Pero ¿a una madre? Bastaría ponerla al corriente de la mitad de las cosas que saben Alis y Clod para que no me dejase salir en una semana.¿Qué digo?, ¡un mes! ¡Puede que incluso dos! De manera que me he visto obligada a hablarle un poco de Lorenzo, aunque no mucho, un poco de Lele, pero no lo suficiente, prácticamente nada de Gibbo y de Filo, y en absoluto de Massi.Y al final nos hemos dado un fuerte beso, mi madre ha exhalado un hondo suspiro y ambas nos hemos ido a dormir como dos amigas felices y serenas.Qué sencilla es la vida, ¿no?Fiesta en el colegio.Árbol de Navidad.Es el día del curso que más me gusta.Es un poco antes de Navidad, en lugar de estudiar desenvolvemos los regalos, con un poco de suerte, incluso recibes algo bonito.Lo más divertido es que todos tratan de averiguar cuál es el paquete de Alis, porque ella es la que compra las mejores cosas y, sobre todo, las más caras.El año pasado regaló una cámara de fotos digital Canon.Lo peor fue que Raffaelli, la famosa empollona que nos cae tan mal a todos, fue la afortunada que pilló su paquete.Cuando lo abrió se emocionó, se llevó las manos a la boca, tan excitada que apenas podía creérselo.Y, como no podía ser de otra forma, Cudini tuvo que hacer una de sus aportaciones.—¡Ojo con fotografiarte a ti misma porque podría fundirse la cámara!Y todos nos echamos a reír.A excepción de Alis, que torció la boca revelando quién era el autor del regalo, aunque, a decir verdad, ésa era una cuestión que quedaba fuera de toda duda.¿Quién sino ella podía permitirse un regalo así? Es difícil engañar a los demás.Todo el mundo debe llevar un regalo.Los paquetes se numeran del uno al veinticinco, de forma que haya uno para cada alumno de la clase.Cada uno pesca un papelito en el que figura el número correspondiente al regalo que le toca de un cuenco que tiene el profe Leone y que, evidentemente, no suelta ni que lo maten.El problema es que los chicos siempre llevan unos regalos birriosos: una manzana a medio comer, una entrada para un concierto que ya se ha celebrado o, peor aún, unos calcetines sucios y malolientes.Este año se han lucido especialmente.—Venga, enséñanos lo que te ha tocado.—¡Caramba, qué mona, es una bufanda!—¡Y a mí una gorra!—¿Y a ti?—¡No! ¡La bandera de la Roma! Pienso quemarla, soy del Lazio.—Ni se te ocurra, o el que te prenderá fuego a ti seré yo.—¿Qué es esto? Qué chulo… ¡Una pelotita! Pero tiene una forma extraña.Le ha tocado precisamente a Raffaelli.Y todos Los chicos se parten de risa.Ella insiste y no hace sino empeorar las cosas.—¿Por qué os reís?Cudini no deja escapar la ocasión.—¡Porque no te enteras, coño!Nuevas carcajadas.—¡Es un condón!Cudini, naturalmente, lo había llenado de agua.Jamás se ha llegado a saber si el paquete lo preparó él o no.Sólo que lo amonestaron, que su amigo Bettoni lo grabó con el móvil y que volvió a quedar clasificado en www.scuolazuo.comLa tarde siguiente fui a repartir los regalos.Clod me acompañó con su coche.Fue realmente divertido; me sentía como un extraño cartero.Lo mejor fue que ninguno de mis amigos estaba en casa.No hay nada que me parezca más embarazoso que ver cómo alguien abre un paquete delante de mí porque, si no le gusta, se nota en seguida.El gesto que se queda de repente suspendido… Hay personas que no consiguen disimular.De manera que entraba, dejaba el regalo en la portería con una tarjeta y partía rumbo a una nueva entrega.La única a la que no pude por menos que entregarle el regalo personalmente fue a Clod.Y, claro, lo hice cuando estaba en el coche con ella.—Ten…, ¡este último es para ti!—¡Qué guay! ¡Es ideal!—Clod, pero si todavía no lo has abierto.—Sí, lo sé, ¡pero ya sé que me va a encantar! Yo también tengo algo para ti.—Abre la guantera del coche y me entrega un paquete no muy pesado—.Lo abrimos juntas, Caro, ¿te apetece?¿Cómo negarme? De modo que empezamos a desenvolver dentro del coche nuestros respectivos regalos.Yo me demoro un instante y Clod se da cuenta.—¿Te gusta? Es un recopilatorio.—Sí, mucho.Lo giro entre las manos y a continuación lo abro.Es un CD con varias canciones.Lo ha grabado ella misma.En la carátula están los títulos y un dibujo muy mono.—¡Pero si está también Rise your hand! ¡Me encanta!A saber si habrá visto mi gesto suspendido, si se habrá dado cuenta.Quiero decir que, no sé por qué, me esperaba más de ella.Clod es muy buena con el ordenador, pero, sin embargo, se trata de un CD hecho en serie.O sea, ¡que se lo ha grabado a todos, no sólo a mí! Es como esa gente que manda los mismos mensajes de felicitación a todos sus amigos.¡Los odio! Bueno, este año Clod se ha gastado mucho dinero, pero ¿por qué ahorra justamente conmigo? En mi opinión, es en el preciso momento en que estás a punto de comprar un regalo cuando de verdad te das cuenta de lo mucho que quieres a una persona.¡Cuanto más la quieres, menos ahorras! ¡Sea como sea, tengo miedo de no haber sabido fingir!—¿Qué pasa? ¿No te ha gustado?—¿Bromeas? Es que no veo nada de Elisa… Algo del estilo Un senso di te.—Oh, ¿sabes que pensé que te gustaría? ¡El problema es que la bajé tarde y ya no cabía!—No importa, ¡es precioso de todos modos!Clod vuelve a sonreír ufana y acaba de desenvolver el suyo.—¡Nooo! ¡Es genial! ¡Chocolat, me encanta! He querido verla muchas veces y jamás he conseguido ir al cine.Mi madre asegura que se engorda viendo esta película.Suelto una carcajada.—¿Y esto qué es? —Lee la tarjeta—: «En lugar de las palomitas, para saborear bien la película.» —Acaba de abrirlo—.¡Bombones! ¡Mmm, qué ricos! —Gira la caja entre las manos—.Chocolate negro fondant, setenta por ciento de cacao.¡¡¡¡Deben de ser una bomba!!!! ¡Esta noche los devoraré mientras la veo! ¡Gracias!Y me abraza y me besa.Es tan blandita y huele tan bien…, me refiero a Clod, que parece un peluche viviente.Le devuelvo contenta el abrazo pensando que me gustaría sentir el mismo entusiasmo por su CD.Pero, aun a mi pesar, no lo logro.¿Qué puedo hacer? Bueno, al menos no soy una hipócrita.—Gracias…, tu CD también me ha gustado mucho.—Antes de acabar de formular un pensamiento ya me estoy contradiciendo a mí misma.En cualquier caso, he de decir que los regalos que he recibido en los días sucesivos de Gibbo, de Filo, e incluso de Alis, algo increíble, tampoco han sido nada del otro mundo.Parece ser que a todos les ha dado por apretarse el cinturón.Por ejemplo, Gibbo me ha regalado un pequeño álbum fotográfico con una vieja foto de nosotros en clase, durante el primer año.Una fotografía triste a más no poder, para más inri.Filo me ha obsequiado con un pasador para el pelo, y Alis con una pequeña bolsa con cremallera que, la verdad, no sé para qué me podrá servir.Me ha sentado mal, en serio, tremendamente mal, y no sé hasta qué punto he sabido disimularlo.Creo que se han dado cuenta.En parte porque, cuando he abierto el regalo de Alis, que era sobre el que más expectativas tenía, debo de haber puesto una cara increíble, y me ha dado la impresión de que Filo, Gibbo y Clod, que estaban presentes, se reían incluso de mí
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